“La Ruta de los Molinos” es una ruta corta, de 11 km, aunque los más andarines pueden ampliarla en unos 7 km realizando «La Ruta de las Ermitas», con lo que en total el recorrido completo estaría en 18 km aproximadamente.
En el primer tramo de la ruta, al echar la mirada hacia atrás, ya podremos disfrutar de una bonita estampa del pueblo de Guadalupe y su monasterio, y posteriormente, hasta llegar al embalse de los molinos o Presa del Mato, podremos regodearnos con unas magníficas panorámicas de los bosques dorados; bosques de robles y castaños engalanados con sus mejores prendas otoñales que resultan un placer para la vista, en una zona donde se respira tranquilidad y naturaleza, y eso que aún estaremos cerca del pueblo.
Durante una buena parte del recorrido, podemos disfrutar de las vistas del Pico Agudo y las suaves colinas que lo redean, cubiertas éstas del manto otoñal, entre el que resalta en la lejanía, asomando por la ladera de una de las colinas, las paredes blancas y las arcadas de la Granja-Palacio-Ermita de Mirabel (no está de más echar unos prismáticos).
En la bajada que nos llevará hasta la cola del embalse de los Molinos, después de alcanzar el punto más elevado de la ruta, hay varios sitios en los que se pueden disfrutar de unas vistas muy buenas de la zona de los Hoyicios (nombre que deriva de los pequeños hoyos o agujeros en la roca, de pocos metros, algunos son más redondeados y otros más naturales, formados entre los estratos cuarcíticos, donde se abren brechas más o menos grandes) o de la Buitrera del Pozo dela Nieve, o del Collado de la era de la Celada, entre otros… bonitas vistas donde podremos ver como se levantan las moles cuarcíticas, con sus innumerables orificios y brechas, por encima del bosque de castaños y robles, contrastando sus colores dorados en esta época con los colores grises de la piedra desnuda que asoma por encima de la arboleda, mientras a la izquierda del camino, y por debajo de éste, tendremos la primera toma de contacto visual con la pequeña presa del Mato.
Al llegar a la zona de la cola del embalse, nos adentraremos en un paraje más cerrado, frondoso, húmedo, en umbría, con túneles de vegetación que forman los propios castaños, y con algunas construcciones de piedra que dejaremoso a la derecha y que no son otra cosa que dos antiguos molinos, los Molinos de la Herrería, aunque no hay ningún tipo de panel informativo que hable de ellos.
Ya en la pequeña y coqueta presa de los Molinos o del Mato disfrutaremos de unas bonitas panorámicas, con el embalse encajonado y rodeado de robles y castaños, con sus colores ocres reflejados en las calmadas aguas de este pequeña presa construida para el abastecimiento de Guadalupe.
Pasaremos junto a un poste-ruinas en una de las curvas que hace el camino, cerca de la orilla del río, y que supongo es lo que queda del antiguo Molino del Pan Blanco. Un poco más adelante, se encuentra el Molino del Batán, que sin lugar a dudas es el mejor conservado, y al que se accede cruzando el río por un pequeño puente. Se encuentra en un lugar idílico, entre sierras, en zona frodosa y de mucha umbría. Tiene muy buena pinta, supongo que está restaurado, y quizás sea o haya sido casa rural, por lo que se aprecia, pero lo cierto es que actualmente tiene un aspecto un poco descuidado.
En sus alrededores podemos recrearnos con bonitas estampas, reflejándose las hojas amarillas de los árboles, tanto las que aún no han caído como las que ya lo han hecho, sobre las aguas del río, dotando a éstas de un color cálido, dorado, en sintonía con el entorno.
Los molinos de esta zona datan del siglos XIV y XV, la mayoría de ellos ligados estrechamente a la historia y prosperidad de Guadalupe y su Monasterio. Éste del Batán, se usaba para lavar la ropa de los monjes y para abatanar los paños que confeccionaban en el monasterio con el fin de lograr una mayor densidad y grosor de los mismos.
Después de curioserar por los alrededores de este molino, seguiremos hacia delante y no tardaremos mucho en llegar al merendero del estanque, que al estar a la umbría y si las temperaturas la noche anterior han sido frías, podremos ver la tierra y la hojarasca con el típico color blanquecino de la helada. En sus alrededores se encuentran también las ruinas de lo que fuera en otros tiempos un antiguo aserradero.
Para los que únicamete vayan a hacer la «Ruta de los Molinos», el recorrido a partir de ahora coincidirá con el final de la Ruta de Isabel la Católica, o sea, seguirán unos metros por el margen izquierdo de la carretera, y en el desvío, seguiremos por la izquierda, por un camino asfaltado, para entrar en Guadalupe por la Fuente del Piojo., En este desvío que tendremos que coger a la izquierda, podremos ver a la derecha, en el otro margen de la carretera, las ruinas de otro molino, se trata del antiguo molino del Martinete.
Ruinas del antiguo molino del Martinete.
Los que deseen seguir andando, enlazando con la Ruta de las Ermitas, en lugar de seguir por carretera tendrán que girar a la derecha y cruzar el puente, para hacer un tramito de la ruta de Isabel la Católica, pero a la inversa, concretamente el que va desde este punto hasta la ermita de Santa Catalina, en un tramo por pista ancha y cómoda, algo insulsa… y en subida.
Ermita de Santa Catalina (de estilo gótico, construida en el siglo XVI por orden del Prior Fray Juan de Siruela, de la orden Jerónima y reformada en el año 1967)
Dejaremos a nuestra derecha la ermita de Santa Catalina, y unos metros más arriba giraremos a la izquierda, abandonando el trazado de la Ruta de Isabel la Católica, para encaminarnos hacia la segunda de las tres ermitas, la ermita de San Blás.
Ermita de San Blas (situada cerca del paso de la vía del tren, en el paraje conocido como el -Parador del Cura-; es una construcción del siglo XV prácticamente cuadrada de estilo gótico y reformada en el año 1945 y se encuentra sostenida por contrafuertes redondos en las esquinas).
Una vez que dejemos atrás esta segunda ermita, giraremos a la derecha, cruzaremos bajo un puente y llegaremos a Guadalupe pasando por encima del viaducto, así que los que tengan vértigo pueden ir por el centro del viaducto, mientras que lso que quieran disfrutar de las vistas y de las alturas puede asomarse por los lados de viaducto, teniendo por debajo la carretera y el Guadalupejo, al que hemos ido acompañando en parte de la ruta.
Puente Palomo
Arriba cruzando bajo el puente, y abajo, accediendo a Guadalupe pasando por encima del viaducto.
La tercera de las tres emitas de esta ruta no la veremos porque para ello tendríamos que haber empezado la ruta en la ermita del Humilladero (realizando el tramo hasta Guadalupe por el camino que coincide con los últimos kilómetros de la ruta de Alfonoso Onceno) en lugar de empezar en el centro de Guadalupe.
Ermita del Humilladero o de la Santa Cruz. Realizada en el siglo XV para que los peregrinos que accedían a la puebla por la ruta norte pudieran orar al ver el santuario. En la construcción de la ermita se siguieron las mismas pautas que en el templete del claustro mudejar del Real Monasterio. Posee planta cuadrada, realizada con ladrillo aplantillado y cuatro caras iguales con decoración gótica. En el año 1931 fue declarada Monumento Nacional y además también es Bien de Interés Cultural. Ha sufrido varias remodelaciones, una de ellas en al año 1985 y la última en al año 2008.
Y esto es todo, como siempre, esperamos que podáis disfrutar de esta ruta y del encanto de Guadalupe en estas fechas.
Podéis ver las fotos que aparecen en esta entrada y alguna más, a más resolución y tamaño en ESTE ENLACE.