La Alcazaba de Reina está Declarada Monumento Histórico Artístico (bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español) y ubicada a unos 825 m. de altura, que constituye el hito más representativo del lugar, y por el que Reina resulta conocida, obra de origen árabe, fabricada con adobe y hormigón de barro y cal.
Aunque muy maltrecha, la silueta de esta poderosa alcazaba se recorta sobre el horizonte como hito evocador de la pasada grandeza de Reina. Fue abandonada entre los años 1604 y 1738, cuando de forma paulatina se fue formando el pueblo que permanece en la actualidad.
[Nota: El texto con la descripción que sigue a continuación, son de Antonio Gálvez Sánchez]
Antes de continuar camino hacia la Campiña, la villa de Reina nos recibe en el barrio de la “Peñalta”, donde encontramos el pilar “de arriba”, que refrescará la subida a la alcazaba, situada ésta a 825 metros de altitud. A medida que ascendemos observamos el trazado de las calles de la localidad, encaramadas en las laderas del angosto valle en torno al que se ubica. La pendiente del terreno provoca un pintoresco urbanismo, en el que tejados de un lado y aceras de enfrente se encuentran a veces al mismo nivel. De ahí las “calzás” que recorren todo el pueblo, para salvar el desnivel y facilitar la construcción de las viviendas.
Se originó la villa en el barrio bajo, en torno a la iglesia mudéjar de San Sebastián, primero ermita y posterior parroquia cuando la población abandonó la alcazaba.
La alcazaba se ubica en el llamado Cerro del Castillo. Aunque los restos de la misma son de época medieval, la privilegiada posición en el entorno ha favorecido la ocupación humana desde la antigüedad. El constante reaprovechamiento de materiales constructivos es visible en las edificaciones que la conforman: restos cerámicos, sillares de época romana, o las magníficas columnas de la etapa visigoda. Todavía podemos recorrer todo el perímetro de las impresionantes murallas almohades de tapial, que unen las quince torres rectangulares, dos de ellas albarranas, que protegieron el antiguo acceso a la fortaleza. En el interior, dos aljibes de curiosa factura, pasan casi desapercibidos al visitante. Recientemente ha sido recuperado el espacio de ocupación más tardía, que corresponde a las dependencias del maestre de la Orden de Santiago. Tras la conquista cristiana definitiva por Fernando III en 1246, la plaza fue donada junto con un amplio territorio a la mencionada Orden, que se ocupó de su gestión teniendo Reina como centro neurálgico. De las modificaciones que sobre la alcazaba árabe se hicieron, hoy observamos los restos de una bodega, el antiguo acceso al recinto, el empedrado del suelo en perfecto estado de conservación o un aljibes de esta época.
El edificio más significativo es la ermita dedicada a Ntra. Sra. de las Nieves, patrona de Reina. Dicha ermita fue construida a finales del siglo XV, conservando la bóveda de crucería de la cabecera, aunque reaprovecha restos de época visigoda, como los capiteles y columnas del coro y del atrio. Llamativas son las pinturas murales que flanquean la entrada, de factura posterior a la misma. Muestran varios barcos, personajes y vegetación que a día de hoy no han sido interpretados por su difícil iconografía.
La alcazaba recibe visitas todo el año, aunque el pueblo de Reina celebra en el entorno de la ermita, el segundo sábado de mayo y la noche del 4 de agosto las fiestas en honor a la patrona. En este mes también podemos asistir al Festival de la Luna Llena de Agosto, que reivindica el rico patrimonio cultural de Reina y la Campiña a través de la música medieval y unos espectaculares fuegos artificiales con la luna llena asomando detrás de la ermita.
Antes de comenzar el descenso, tenemos que aprovechar para disfrutar de las inmejorables vistas que nos ofrece el Cerro del Castillo. Son numerosas las poblaciones que desde aquí se observan, de norte a sur, Hornachos, Valencia de las Torres, Higuera de Llerena, Maguilla, la sierra de los Argallanes, que linda ya con Córdoba, y más allá de Azuaga y Granja de Torrehermosa, las sierras de Fuente Obejuna. Más cerca Ahillones, Berlanga, Valverde de Llerena y las estribaciones de Sierra Morena, donde se encuentra ubicado Fuente del Arco, la sierra de Guadalcanal y la Jayona. Al fondo Tentudía, Montemolín, y más cercanas las de San Bernardo y San Miguel, entre Trasierra y Llerena. Una panorámica que ofrece paisajes de llano y dehesa, de olivares y cultivos, en esencia, flora y fauna del paisaje mediterráneo.
