El nombre de esta ruta viene dado por ser el último tramo que hizo el emperador Carlos V, el 12 de noviembre de 1556, en su viaje de retiro «espiritual» al monasterio de Yuste, y más concretamente hace referencia al tramo entre Tornavacas y Jarandilla, donde residiría en el Castillo de los Condes de Oropesa (actual Parador de Turismo), hasta que el 3 de febrero de 1557 se trasladó a su destino definitivo, el monasterio de Yuste. Un largo viaje de retiro que inició en Bruselas, entrando en España por la localidad de Laredo (Cantabria) y recorriéndola hasta llegar a su destino final en la comarca de la Vera, en Cáceres.
Si para el día previsto de la ruta, nos encontráramos con un cielo despejado, podremos disfrutar plenamente en este mes de noviembre del colorido de los bosques vestidos con sus típicos mantos otoñales, un espectáculo.
Salimos de Tornavacas en dirección a la Ermita del Cristo del Humilladero, para cruzar después el río Jerte y girar a la derecha, continuando paralelo a éste, por su margen izquierda, primero por sendero y después por camino, en un primer tramo rodeado de huertos, bancales y pequeñas parcelas donde nos encontramos con el árbol por antonomasia del Valle del Jerte, el cerezo.
En los días claros, en este primer tramo caminaremos en completa umbría, con un enorme contraste entre las sombras que inundan el valle a primera hora de la mañana, en puro silencio y sosiego, roto tan solo por nuestras voces, y la parte alta del valle, en el lado opuesto al nuestro, acariciada por los primeros rayos de sol, cubriéndola de tonos dorados; más hacia el norte, si en los días previso se ha producido alguna nevada, podremos ver las cimas salzonadas de nieve reflejando la luz con su blanco intenso.. ¡muy buenas sensaciones para comenzar la larga jornada que tan solo acabamos de iniciar!…
el lado opuesto al nuestro, acariciada por los primeros rayos de sol, cubriéndola de tonos dorados y más hacia el norte, las cimas salzonadas de nieve reflejan la luz con su blanco intenso..»
Después de caminar entre bancales con cultivo de cerezos y con el curso del río Jerte como acompañante, llegamos a una bifurcación del camino, junto a una casa de campo que queda a la izquierda, donde dejamos atrás los cerezos y huertos y nos adentramos poco a poco en un bosque de robles y castaños, al tiempo que nos separamos más del curso del río.
Bonito y espectacular este tramo de bosque que va de menos a más, con zonas donde en días soleados, al ir el sol desperezándose, elevándose con forme avanza la mañana, va taladrando el bosque con su rayos, filtrándose estos entre las ramas y hojas que aún no se han desprendido de los árboles, produciendo un juego de contrastes y colores con distintas tonalidades, tiñendo de dorado el manto arbóreo que a su vez muestra todo el crisol de tonos otoñales, cual si fuera la paleta de un experimentado pintor, ofreciéndonos el bosque sus mejores galas antes de despojarse definitivamente de ellas a medida que se acerque el invierno. Colores, contrastes, sensaciones, paz, remanso de tranquilidad, se respira aire puro y frío, y si ha nevado en días anteriores, al fondo, las cimas de las montañas apacerán cubiertas de un blanco inmaculado reflejando el sol como el mejor de los espejos, mientras, en el lado del valle por que el transitamos, a primera hora de la mañana aún estaremos inmersos en la umbría, en el reino de las sombras.
Tramo de subida suave, por cómodo camino sembrado de hojarasca con sus característicos tonos ocres, dispuesta a modo de alfombra; camino en el que la última parte, antes de llegar al “Collado de las Losas”, se transforma en senda, en una delgada línea a modo de cicatriz sobre la tierra que serpentea entre bosque de robles, castaños y zonas frondosas, con gran abundancia de helechos que bien parecieran tener un interés especial por ocultar la senda y hacer este bosque quizás más virgen, oculto… tramo en el que se gana altura rápidamente a costa de un mayor esfuerzo, al cabo del cual, el bosque se abre de repente y aparece un claro, una ancha pista, es el “Collado de las Losas”.
Podemos hacer una breve parada en este lugar para reagruparnos, porque como siempre, las subidas cada uno las hace a su ritmo. Tras la pausa, podremos continuar camino, ahora en descenso, de nuevo introduciéndonos en un tramo de bosque de robles, más aclarado y también más corto, con un último tramo de senda-camino empedrado, enlosado, que nos conduce a los pies del icónico ‘Puente Nuevo‘ o ‘Puente de Carlos V‘, en la “Garganta de la Serrá”, cuyas aguas algo más abajo, se unen a las que provienen por la parte izquierda de la “Garganta del Collado de las Yeguas”, en la “Garganta de los Infiernos” donde se encuentra otro hito celebérrimo y turístico como es el de “Los Pilones”.
Es en este punto, pasado el «Puente Nuevo«, cuando el grupo se dividirá, desviándose a la derecha los que vayan a realizar el recorrido corto, para desender por la antes mencionada: “Garganta de los Infiernos”, para llegar a los «Pilones» y finalmente al «albergue y campamento juvenil Carlos V» junto al Centro de Interpretación, situado junto a la carretera y donde el bus los recogerá para llevarlos de nuevo a Plasencia. El resto del grupo, continuará con la ‘ruta oficial‘ hasta Jarandilla.
En el mismo puente o en sus alrededores, podemos hacer una pequeña parada antes de afrontar el tramo más duro de la ruta, que podemos aprovechar para hacer las típicas fotos y para tomar un pequeño piscolabis.
Nada más ponernos en marcha de nuevo, tendremos que enfilar el largo tramo de subida de unos seis kilómetros, hasta el Puerto de las Yeguas, aunque con algunas zonas de falso llano.
Comenzaremos por camino empedrado, en tramos de zig-zag, primero por zonas más abiertas, más de matorral que de arboleda, pero poco a poco, a medida que se va ganando altura, con cada giro del zig-zag, entre zonas pedregosas y recubiertas de musgos, nos adentramos de nuevo en zona de arboleda, de bosque, sombrías, dejando a nuestra izquierda la fuente de Roblehermoso.
Al poco de dejar atrás la fuente, giramos a la izquierda en una bifurcación para continuar caminando de nuevo en cortos tramos de zig-zag por una senda que ocasiones parece perderse entre una frondosa vegetación en medio de bosque, siendo los hitos desperdigados cual miguitas de pan en el camino, los que nos van orientando para alcanzar una pequeña cima después de este corto pero empinado tramo desde que dejamos atrás la fuente, en un bonito entorno de robledales y exuberante vegetación, así que no es de extrañar que a este paraje se le llame “Robledo Hermoso”.
A partir de aquí abandonamos el manto protector del bosque, caminamos por la ladera de la sierra que tenemos a la izquierda, en un tramo suave, de falso llano, de senda, paralelos a la Garganta del Collado de las Yeguas, que es la que tenemos a nuestra derecha, y es que la ruta en sí atraviesa una orografía surcada por una sucesión de gargantas, sierras, valles, bosques y cursos de arroyos que no dejan indiferente a nadie.
A la altura de otra fuente, ésta a la derecha de la senda, podremos hacer otra pequeña parada para reagruparnos de nuevo, porque posiblemente en la última parte de la subida de “Robledo Hermoso” algunos compañeros se descolgarán, porque cada uno sube a su ritmo.
Continuaremos por senda flanqueada de espesa vegetación que dificulta en ocasiones la marcha, y más aún cuando de nuevo en un pequeño tramo de zig-zag, ésta se vuelve más selvática, haciendo que en cada giro se pierda de referencia al compañero que va delante aunque sólo sea unos metros; así llegaremos, tras otro corto tramo de subida, a un pequeño claro, una explanada, con rocas a modo de balcón-mirador y lugar ideal donde en condiciones normales se puede hacer la parada de rigor para comer, es la zona de “Los Escalerones”, aunque habrá tener precaución con la hora, por el tiempo se echa encima y las tardes en estas fechas de mediados de noviembre son cortas.
El camino continua en subida, ahora un poco más pronunciada, y de nuevo con algún que otro zig-zag; mientras avanzamos y vamos ganando altura, la arboleda va despareciendo y pronto llegaremos a un altiplano, donde frente a nosotros tendremos un vasto espacio abierto, sin árboles, más propio de alta montaña, y en donde el camino empedrado que traíamos en este último tramo de subida se convierte en senda que nos conduce hasta una pequeña pasarela, que nos ayuda a cruzar este arroyo cuyas aguas desembocan en la Garganta del Collado de las Yeguas; más adelante y tras una pequeña bajada, llegamos a una segunda pasarela por la que cruzamos, ahora sí, la Garganta del Collado de las Yeguas. Una vez cruzada, mirando hacia atrás tenemos una bonita estampa.
A partir de aquí unos 15 minutos en subida por camino para llegar por fin al punto más alto de la ruta, al Puerto de las Yeguas, límite de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos y de valles; atrás dejamos el Jerte y frente a nosotros unas vastas vistas hacia la zona de la Vera.
A partir de aquí todo es bajada, así que iniciamos un pequeño tramo, donde posiblemente tengamos que esquivar alguna que otra vaca que se que se encuentre pastando a sus anchas, en mitad del camino/senda, aunque acostumbradas a ver el paso de tanto senderista no se sorprenden, es más, ni siquiera se inmutan, permanecen impertérritas, así que para no molestarlas y que sigan paciendo tranquilamente, las vamos sorteando, rodeando… (pero por si acaso, podéis llevar «muleta y estoque«… por si hay que torearlas)…
Dejamos a la derecha el “Camino de los Arrieros” y continuamos hacia bajo perdiendo altura rápidamente, con vistas al valle verato.
Desde este punto nos queda aún cerca de hora y media de bajada, así que paciencia porque se puede hacer muy larga, y el cansancio acumulado, el fuerte desnivel de algunos tramos y la irregularidad de la senda pondrán a prueba las maltrechas “bisagras” (rodillas).
Un tramo de fuerte descenso en zig-zag que nos conducirá hasta el bonito paraje por el que se cruza la Garganta del Yedrón.
Tras un tramo de monte bajo, y después de tener claramente a la vista pueblos veratos como Aldeanueva, y más tarde Jarandilla y Guijo de Santa Bárbara, nos adentramos de nuevo en un tupido bosque de robles y castaños que hacen la delicia del senderista, aderezado con vetustas paredes de piedra recubierta en algunas zonas de musgo y líquenes, junto a la hojarasca que alfombra la senda en pronunciada bajada, en un recorrido idílico, aunque a estas alturas, el cansancio ya hace acto de presencia y en este punto muchos estarán ya deseando de acabar.
Llegamos a la carretera de Jarandilla a Guijo de Santa Bárbara, la seguimos durante unos metros para después abandonarla girando a la derecha por camino hormigonado y en fuerte descenso, hasta llegar al Puente de Palo, que cruza las aguas de la Garganta Jaranda. Desde aquí, un pequeño tramo de camino y senda nos conduce hasta las puertas de Jarandilla, adentrándonos hacia el interior del pueblo para llegar hasta la zona de parador, donde nos recogerá el bus para llevarnos de vuelta a Plasencia.
Recordad que somos una asociación de senderismo, intentemos disfrutar del camino, del entorno, de las vistas, de la compañía… y no convertirlo en una competición, en retos deportivos… que para eso ya existen otras pruebas, esto es simplemente una marcha senderista, recorriendo el camino sin prisa pero sin pausa.
Podéis ver algunas de las fotos de esta ruta, tanto las que aparecen en esta descripción como otras, a mayor resolución y calidad en ESTE ENLACE.
A continuación se muestran los perfiles, recorridos y datos técnicos de las dos rutas, así como los enlaces a los traks de estas rutas por si alguien desea bajárselos.
Ruta de Carlos V: Tornavacas – Jarandilla de la Vera
Puedes bajarte el track de esta ruta AQUÍ.
Ruta Corta: Tornavacas – Puente Nuevo – Los Pilones – Centro de Interpretación
Puedes bajarte el track de esta ruta AQUÍ.
Mapa-Croquis de la Ruta.
Para todos aquellos que realicen la ruta corta, os dejamos un pequeño vídeo de lo que pueden encontrarse y disfrutar en el descenso por la Garganta de los Infiernos y los «Pilones» hasta llegar al campamento de Carlos V y el centro de interperetación.