Ruta: «Garciaz: Entre Sierras, Robles y Castaños» (descripción y ficha técnica).

El recorrido de la Ruta «Garciaz: entre sierras, robles y castaños» transita por el sendero de Pequeño Recorrido (PR): PR-CC-228. A continuación os dejamos una descripción de la ruta y los correspondientes datos técnicos al final, junto con el enlace al track para consulta/descarga del mismo.

Garciaz (Cáceres) es un pequeño municipio de apenas 900 habitantes enclavado en un bonito entorno natural que cuenta con una gran biodiversidad; se localiza entre las elevaciones de las Villuercas y la penillanura Trujillana, presentando una vegetación muy variada en pocos kilómetros cuadrados (encinares, robledales, jarales, castañares…). En el territorio de esta población se dividen las aguas que van al río Guadiana de las del río Tajo, siendo su principal curso de agua el pequeño río Garciaz que bordea el pueblo.

Nuestra ruta parte desde la Plaza Mayor de Garciaz, en la que destaca su Picota o Rollo Jurisdicional en el centro de ella. Desde la plaza partiremos hasta la enorme iglesia del pueblo, un templo que da la impresión de ser desproporcionado en comparación con este pequeño pueblo. En los alrededores de la iglesia sale una calle donde veremos una casa de arquitectura popular, con el número 2, de esquina. Tendremos que coger la calle a la izquierda de esta casa, saliendo de la población entre zonas de olivos por una calzada empedrada.

Dos imágenes de Garciaz. Arriba, una casa de arquitectura popular, con el Nº 2, punto de partida de nuestro recorrido; abajo, la iglesia de Santiago Apóstol sobresaliendo entre los tejados de las casas

Pronto llegaremos a un pequeño puente que pasa por encima de un arroyo. A la derecha aparecen los primeros robles al tiempo que se inicia una pequeñoa subida, dejando una fuente a la derecha. Más adelante aparecerán los castaños, que volveremos a ver en más ocasiones durante el recorrido de esta ruta. Pronto llegaremos al Collado de Juan Serrano donde encontraremos algunos pinos. Continuaremos en ligera subida hasta llegar al Pantano de los Maruelos.

Este es e perfil de la ruta, y como se puede ver hay dos partes diferenciadas. La primera es una subida continuada, que va de menos a más, durante 8 km o poco más, y la segunda parte que es prácticmente en descenso. En total, 18 km de recorrido.

Panorámica de Garciaz  en los inicios de la ruta, al volver la vista atrás.

Bordearemos este pantano caminando por encima de su presa mientras nos regodeamos con las buenas vistas que tenemos a la derecha, con las aguas de este pequeño pantano que tienen como telón de fondo a la sierra cubierta completamente de bosques de hoja caduca, aunque en esta época invernal resulta ser un fondo más bien gris, tristón, con los troncos y ramas peladas de los árboles, desnudos ahora, pero con toda la pinta de ser un bosque tupido, espeso, cerrado en otras épocas del año.

Vistas del pantano de Maruelos, rodeado completamente por unas sierras repletas de robles y castaños.

Al dejar atrás las murallas del embalse de Garciaz o pantano de los Maruelos, cogeremos un camino a la derecha, en un giro brusco, y al poco, tras dejar atrás alguna cancela y un par de casas, es donde comienza el tramo más interesante y bonito de la ruta, y donde realmente se puede decir que merece la pena y mucho hacerla, y más si es en época recomendada, o sea, en otoño por el tipo de bosque por el que cruzaremos, o primavera, ya que ahora, en invierno, la ruta pierde bastante al estar todos los árboles del bosque de robles y castaños mostrando su típico “desnudo integral”, pero por circunstancias de calendario y debido algunas modificaciones de última hora, no quedó más remedio a la “Comisión ASTOLL del Calendario de Rutas 2017” que incluirla en estas fechas.

Al hacer el giro brusco a la derecha antes comentado, aparecen los robles a nuestra derecha, reflejados en las aguas del pantano que quedan un poco más abajo, mientras caminamos por un estrecho camino flanqueado por paredes de piedra, arboleda, y matorral.

Poco a poco el camino va subiendo y nos va introduciendo de lleno en un gran robledal, robles melojos, con su típica hoja lobulada que recubre de hojarasca todo el suelo convirtiéndolo en una alfombra de tonalidades marrones y ocres, a la vez que el camino se va estrechando aún más, hasta convertirse en una senda rodeada de helechos que se adentra en la espesura del bosque, del robledal, y poco a poco, conforme vamos ganando altura, y casi sin darnos cuenta, embelesados con el recorrido, nos va conduciendo hacia otro tipo de bosque, hacia un inmenso castañar, y lo hacemos casi sin darnos cuenta, como si tan sólo hubiera una fina línea divisoria, imperceptible, invisible, entre uno y otro bosque, siendo ésta una zona muy visitada por los amantes de la micología, en busca de los boletus mas preciados

Caminando ente robles y castaños… una delicia. 

Continuaremos avanzando por el sendero, caminando por el corazón del castañar, rodeados a ambos lados por filas de delgados, esbeltos e inhiestos troncos, que se elevan hasta el cielo, o hasta “el infinito y más allá” (como diría el bueno de ‘Buzz Ligth Year‘ en la peli ‘Toy Story)… dando la impresión al mirar hacia arriba, que sus partes altas chocan unas contra otras, a pesar de la separación, al tiempo en que el perfil del recorrido comienza a empinarse algo más, pero da igual, recorriéndolo pausadamente, admirando el entorno, haciendo las paradas apropiadas para tomar alguna que otra foto o para contemplar esto o aquello otro, el esfuerzo no parece tanto.

Por senderos y caminos nos introducimos en el corazón del castañar…

Antes de acabar este tramo de bosque de hadas, de bosque encantado, nos topamos a la izquierda del sendero con una joya, con un legendario castaño, con un tronco grueso, enorme, arrugado, plegado y vuelto a plegar, recubierto de musgo y líquenes, del que salen ramas más finas como si fueran los brazos del cuerpo que se elevan hacia arriba entonando una plegaria. Resulta tan espectacular el tamaño del tronco de este castaño, que comparándolo con los troncos del resto de árboles que lo rodean hace que éstos parezcan meros “palillos de dientes”, así que es normal que todo el mundo quiera una foto con el abuelo, con este anciano y majestuoso árbol.

El «guardián del bosque encantado», este viejo y legendario castaño, que hace que todos los que están a su alrededor parezcan meramente palillos de dientes.

El bosque encantado y la subida continuada, terminan al llegar a una intersección de caminos, en donde tendremos que girar hacia la izquierda, abandonado el sendero y continuando en un recorrido más suave por un camino que tiene la particularidad de servir de divisoria ente una zona de pinos y una zona de robles, muy curioso. Pinos a una lado y robles a otro, separados, no mezclados.

El musgo y la hojarasca cubren por completo las partes bajas del bosque.

Caminaremos por un tramo más suave, pero corto en distancia, hasta llegar a los últimos 500 metros de la subida que nos llevará hasta el Pico El Venero. Al ser esta zona más de falso-llano que de subida, tendremos la posibilidad de deleitarnos con las vistas, quizás nevadas, de las cimas de la Sierra de Gredos, además de ver también las Villuercas y localidades como Cabañas del Castillo o Deleitosa, aunque será más tarde, en la última parte de la bajada y del recorrido, cuando más podremos disfrutar de estas panorámicas.

Al realizar un último giro a la izquierda, dejando los pinares a nuestra espalda y siguiendo de nuevo entre robles y castaños, se abre una ancha cicatriz en el bosque, separándolo a modo de cortafuegos, con mucha hojarasca en el suelo y con un tramo de unos 500 metros con una subida que resultará endiablada para los que vayan ya algo cansinos después de tanta subida continuada; está seŕa la “puntilla” para ellos, aunque la suerte es que al final del túnel se ve la luz, y al final de la subida está la recompensa, terminando la primera parte de la ruta, la parte exigente, siendo un buen lugar para un pequeño descanso, tomar un piscolabis y disfrutar de las excelente “vistas parciales” que se tienen desde allí arriba, desde la cima del Pico El Venero (1.128m.), y digo “vistas parciales” porque mientras a un lado tenemos el bosque que nos impide ver más allá, hacia el otro lado tenemos una vista espléndida, de zonas más llanas que quedan abajo y algunas zonas de sierras, de pueblos como Logrosán o Zorita y pantanos en cuyas aguas se refleja la luz del sol en estas horas centrales del día (si no está nublado, claro está).

En esta cima se encuentra un vértice geodésico situado sobre una plataforma a la que se puede subir trepando por una especie de escalera, y desde donde uno puede tomar aún más conciencia, desde las alturas, de las vastas vistas que se presentan ante nosotros.

Continuaremos nuestro recorrido por el camino que sale a la izquierda en la parte final de la subida que hemos realizado, y a partir de este punto, ya todo es en descenso, siguiendo durante un par de kilómetros más, inmersos dentro de este bosque de robledal, aunque el camino se va transformando en una cómoda pista.

Al salir del bosque la bajada se hace algo más pronunciada, y nos encontraremos con unas vastas panorámicas, espacios abiertos que nos permiten ver frente a nosotros las cimas de las estribaciones de la Sierra de Gredos, pudiéndolas disfrutar mientras perdemos altura poco a poco; a la derecha, en una visión nítida, si la climatología lo permite, tendremos las sierras de las Villuercas, concretamente la zona entre Cabañas del Castillo (se distingue fácilmente) y el propio Pico Villuercas, sobresaliendo entre las sierras, y un poco más adelante, a nuestra izquierda, al perder algo más de altura, mientras transitamos por la Cuerda de Martín Herrero y después por la Cuerda de Las Viñas, podremos ver, allá en las profundidades, unas buenas vistas de Garciaz, presidido por su iglesia como punto central y más elevado, teniendo de fondo el cerro de Pedro Gómez.

En la bajada, siempre frente a nosotros, al fondo, podremos tener la posibilidad de contemplar las cimas nevadas de la Sierra de Gredos, como se puede ver en estas fotos..

Vistas de Garciaz en el último tramo de bajada hasta la ‘cruz’, con el cerro de Pedro Gómez, detrás de ella.

Durante la bajada desde el Pico el Venero, iremos dejando a nuestra espalda la zona de robles, para proseguir después por una zona de pinos, hasta que la arboleda en las zonas cercanas al camino va desapareciendo, dejando paso a zonas extensas de matorral, retama y jaras, mientras el camino-pista se hace más insulso y nos dejamos llevar por la inercia de la bajada, más relajados ahora después del esfuerzo (como siempre para unos más que para otros) de la subida.

En nuestro caminar en esta última parte, dejaremos a la derecha, junto al camino, una casa rural, con una construcción “tipo chozo”, redonda y situada en una zona de buenas vistas. Desde aquí proseguirmos hacia nuestro siguiente objetivo, al que los lugareños creo que llaman “¿Cruz del guijo?”, o algo así, se trata de una cruz de reciente construcción que rinde homenaje a las personas muertas en esta zona debido a diferentes circunstancias naturales, según reza una placa, aunque los lugareños me hablaron de una leyenda acerca de ataques de lobos a personas en este punto.

La bajada por el camino-pista, que se torna algo insulsa si no fuera por las vistas que se contemplan, acaba justo en esta cruz, junto a la carretera que va hacia Berzocana, y el recorrido por suerte, hace un giro brusco en este punto a la izquierda, dejando la pista e introduciéndonos por un camino más estrecho, de los de de “tó’la vida”, con firme más irregular, piedras, regueros, riachuelos, más frondoso, más bonito, con las vistas al fondo, de frente, de Garciaz, aunque antes de llegar tenemos que pasar por el paraje conocido como “La Cantera, en donde entre los bloques de piedra se abre paso una pequeña cascada, aunque según me contaban, esto es más bonito en épocas de lluvias…

Arriba, una mini-cascada cuyas aguas alimentan la pequeña laguna que cubre la ‘Cantera’. Abajo, parte de la «Cantera» cubierta por una pequeña laguna.

Antes de llegar a “La Cantera”, me contaron otra “leyenda” de la zona, y es que al pasar por una lancha de granito, con el camino a la izquierda y el arroyo a la derecha, dicen que una mula hundió la pezuñas en la roca al frenar en seco cuando vió una culebra pasar, o algo por el estilo creí haber entendido, lo cierto es que allí, sobre la lancha de piedra hay cuatro agujeros que simularían los agujeros que dejarían las patas de la mula, y una linea zigzagueante en horizontal que simularía la huella de la serpiente al reptar por la roca… leyenda, imaginación,… da igual, pero resulta siempre agradable conocer las distintas curiosidades y leyendas de cada lugar.

Como último hito del recorrido antes de llegar al pueblo, se encuentra la ermita de la Concepción, de reciente reconstrucción-restauración, y realizada con buen gusto, a mi corto entender, la lástima es que no estuviera abierta para poder ver su interior.

Ermita de la Concepción, con Garciaz al fondo.

Desde aquí, el pueblo queda ya cerca, con las paredes de piedra a los lados del camino, que al igual que el firme, han sido reconstruidos en parte para comodidad de los vecinos, facilitando el acceso a la ermita en coches y otros vehículos a motor, lo han hormigonado… será cómodo para los vecinos, pero pierde el encanto de un camino empedrado, original, a la antigua usanza, ¡una lástima!.

Por fin llegamos al pueblo, previo paso por un pequeño puente de piedra, último pequeño-detalle de esta buena ruta. Subiremos por algunas de sus calles y llegaremos directos a la plaza con su picota donde se inicia la ruta.

En RESUMEN, buena ruta, en un entorno especial con una gran biodeversidad natural, donde en un visto y no visto se pasa de bosque de robles a bosques de castaños, y desde estos a bosques de pinos. Interesante también el entorno que rodea el pantano de los Maruelos y las bonitas vistas de la Sierra de Gredos (con la posibilidad ahora en invierno, de ver sus cimas nevadas), las Villuercas, las diferentes vistas y perspectivas de Garciaz, y las panorámicas que se contemplan desde el pico El Venero, y si además se la ruta se realiza en plena otoñada, o en primavera, creo que ganaría muchísimo más todavía.

Podéis ver éstas y algunas fotos más sobre esta ruta en ESTE ENLACE.

DATOS TÉCNICOS DE LA RUTA:

Podeís consultar y bajaros el track desde ESTE ENLACE.

Publicado en Ficha Técnica.

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